El Servicio: Un Estilo de Vida

El Servicio: Un Estilo de Vida

Fragmento tomado de la obra:

CRECIENDO EN EL SERVICIO
AUTOR: J. ARTURO LONDOÑO

El Servicio, un término tan utilizado como maltratado, una acción tan explotada como malversada en sus interpretaciones que sufren el acomodo a cada situación y conveniencia, una fuente de ingresos para muchos y una vocación para pocos; el Servicio, un negocio de hoy, del hoy donde todo puede ser negocio, hasta los valores.

El Servicio, una forma de hacer las cosas que ha transformado mágicamente la capacidad de ver atractiva una marca, la marca respaldada por una gestión de Servicio esforzada, todo en aras de vender un poco más.

El Servicio, posiblemente una moda más en el entorno de los negocios de hoy, un entorno donde día a día se busca, se paga y se persigue ese Santo Grial que podría transformar de manera permanente el corazón y la voluntad de los clientes para que, por fin, sean nuestros, sólo nuestros.

Es aquí donde tenemos una profunda equivocación en el concepto de lo que es y de lo que representa el servicio para las empresas de hoy, el Servicio como una forma de negocio, el Servicio como una interesante inversión que se retribuye en ventas y por ende en utilidades, porque es definitivo que cuando el costo de aplicar propuestas de servicio no genera utilidades, las utilidades esperadas; descartamos de inmediato la validez del proyecto, la validez comercial y financiera de la inversión, eso sería entonces sólo un simple gasto, un gasto innecesario.

El Servicio, no debe ser pensado como un valor comercial, ni como un valor agregado a la marca, porque no corresponde a su fundamento, a su esencia, la espera de una retribución específica ante su ejecución; el Servicio es independiente de sus consecuencias, se sirve para servir, porque es una forma de vida, no se sirve porque se le pague a alguien por servir, a la gente se le paga por trabajar, y esta misma gente puede perfectamente cumplir al pie de la letra con su cometido laboral, puede trabajar bien sin hacerlo con espíritu de Servicio, simplemente obedeciendo o ejecutando órdenes, pero no necesariamente poniendo su cuota de pasión por servir, se puede trabajar haciendo las cosas bien, tal como está previsto, pero eso es diferente de servir.

Es por lo anterior que el Servicio no puede ser tratado ni constituido como un valor agregado de las marcas, es que el Servicio no es en sí un beneficio adicionable a la labor productiva, el Servicio es una obligación tanto de personas como de empresas, por lo tanto no se puede vender Servicio, así como no se puede vender amor, ni se puede vender ternura, afecto, solidaridad, ni en general ninguna propuesta que corresponda al campo de los valores, los valores simplemente se otorgan en coherencia con una vocación particular dentro de la cotidianidad ya sea en el campo productivo o en cualquier espacio del desempeño de las actividades humanas.

Fuente: J. Arturo Londoño en Creciendo en el servicio.